domingo, 29 de abril de 2012

Crito yacente



El Cristo Yacente es una de sus obras más célebres, encargada por el duque de Lerma.
Su dominio del cuerpo humano, le conduce a detallar las anatomías matizando la dureza de los huesos, la blandura de la carne, la piel suave, magullada o herida. Trabajada con más realismo que las telas o la almohada donde reposa la cabeza. Aunque en este caso el cuerpo apenas está tapado. La `policromía del conjunto tiende  a que el espectador  centre la atención más en los signos de sufrimiento de Cristo. Regueros de sangre, magulladuras y moratones.
Para conmover la piedad y el sentimiento religioso de los fieles retorna a una expresividad que enlaza con el phatos helenístico, esta intensa expresividad la vemos en el rostro de Cristo muerto: boca entreabierta, dientes de marfil, ojos semicerrados, la cabeza inclinada. También el tratamiento de manos y pies, donde se ve el extremo sufrimiento, es de una gran fuerza expresiva.

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