Es el cuadro que cierra la primera etapa de la pintura velazqueña, la llamada etapa sevillana, la del realismo extremo y los cuadros de género o bodegones con figuras y abre la etapa de madurez.
Pintado por encargo real, le fue pagado a Velázquez en 1629, unos meses antes del comienzo de su primer viaje a Italia y un poco después de conocer a Rubens, autor de estupendos cuadros de tema mitológico.. El artista quiso representar a Baco como el dios que obsequia al hombre con el vino, que lo libera, al menos de forma temporal, de sus problemas cotidianos, por lo que Baco se convierte en uno de los borrachos que participan en la fiesta, diferenciándose de los demás por su piel más clara. El asunto ha sido tratado como una escena realista y popular, del mismo modo que si estuviésemos ante una merienda de amigos en el campo; por esto el título original ha sido sustituido popularmente por "Los Borrachos".
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